lunes, 4 de agosto de 2008

Brecha digital: la función social de los cibercafés

Cuestionados muchas veces porque ofrecen a los menores acceso a páginas de pornografía y a videojuegos que incentivan la violencia, o porque a menudo es allí donde las redes de pedofilia buscan a sus víctimas, los cibercafés cumplen un inesperado rol social que ayudó a achicar la llamada "brecha digital", al menos en lo que respecta a acercar a la tecnología a quienes no pueden tener banda ancha o computadora en su casa, e incluso a estratos sociales bajos y vulnerables, como los chicos en situación de calle. Cierta "democratización" del uso, la horizontalidad en el acceso tan ansiada por los gurúes tecnológicos, había llegado de la mano del mercado. Cuando se habla de la famosa brecha se tienen en cuenta dos vertientes: por un lado, la apropiación de las tecnologías por parte de la población, la capacidad de hacer un uso útil de ellas; por el otro, la conectividad, que se puede medir, tanto por la frecuencia con que la población se conecta a Internet como por el tiempo que permanece "navegando". Este espacio de pertenencia y el ámbito de encuentro físico y virtual, que influyó tanto en chicos como en adultos, fue estudiado y analizado por Susana Finquelievich, investigadora independiente del Conicet, y por Alejandro Prince, licenciado en marketing, en el libro El (involuntario) rol social de los cibercafés: “Los cíbers no sólo proveen conectividad a más de un tercio de los cibernautas argentinos: se la proveen preferentemente a los grupos socioeconómicos más bajos, a los habitantes del interior, a los jóvenes y a las mujeres. Sin duda cumplen un rol social, aunque éste sea la consecuencia secundaria de iniciativas económicas en pequeña escala. La famosa brecha digital ha sido conceptualizada en términos binarios: un individuo tiene acceso o no a Internet, usa esta tecnología o no. Este enfoque erróneo y simplista implica que, cuando en un país sube el número de habitantes conectados -ya sea debido a políticas estatales o, como en el caso argentino, a la iniciativa privada-, se declara prácticamente ganada la batalla contra esta brecha y se cree que tener acceso a Internet anula las inequidades presentes y potenciales”. Los cibercafés son con frecuencia, según Finquelievich, el lugar donde se accede a Internet por primera vez (en 2006, el 42% de los navegantes tuvo su debut en Internet en un cibercafé y el 34,5% en su hogar), donde “el usuario inexperto se vuelve cibernauta”. En el libro, uno de los datos que sorprende es la comprobación de que los cibercafés han superado a la escuela, al hogar y al lugar de trabajo a la hora de iniciar en la informática a los jóvenes más necesitados: “El número de personas que aprendió pragmáticamente el uso de Internet en los cibercafés es superior al de quienes se instruyeron en sus hogares y supera a los que aprendieron en sus lugares de trabajo, dejando en un lejano cuarto lugar a las instituciones educativas”.

(La Nación, suplemento Enfoques, pág.1, 3/8/08)

Fuente: "Capítulo Infancia - Periodismo Social" capituloinfancia@periodismosocial.org.ar

1 comentario:

Marisa Conde dijo...

Hola Carlos, excelente nota. Creo también que el ciber cumple una función social. No se si sabías que existe un Ciber para contener a los Chicos de la Calle. Podes encontrar información al respecto en:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=843725

Un cálido saludo de Marisa